Ejercicio Fascial – Funcional

Todo el cuerpo está recubierto de un tejido conocido como fascia. La liberación miofascial es una terapia que ayuda a mantenerla en un estado óptimo, para prevenir el dolor y problemas de movilidad.

El principal beneficio de la liberación miofascial es que, al mantener el sistema fascial en buen estado y sin restricciones provocadas por los puntos de gatillo miofasciales, la movilidad de nuestro cuerpo será óptima y éste, por lo tanto, funcionará mejor. Así lo explica Álvaro Guerrero, fisioterapeuta y codirector del Centro Médico y de Rehabilitación Premium Madrid, quien también apunta que, “al eliminar las restricciones fasciales aumentamos la movilidad de todos los tejidos del cuerpo, consiguiendo mayor movilidad articular y mejor circulación de todos los fluidos corporales”.

Todo esto consigue, a su vez, como manifiesta Guerrero, que consigamos “eliminar las toxinas que se quedan acumuladas entre las distintas capas fasciales de nuestro cuerpo”. Por lo tanto, la liberación miofascial consigue otros beneficios adicionales relacionados con la retención de líquidos, la mala circulación sanguínea o la celulitis.

Y es que, en palabras de CRAC  “se busca armonizar el movimiento de todos los tejidos que conforman nuestro cuerpo”.

Asimismo, el hecho de eliminar los puntos gatillo miofasciales hace que se reduzca el dolor localizado y se gane en calidad de vida y no podemos olvidar que ayuda a conservar y mejorar la correcta postura corporal, por lo que se presenta como una buena arma para la prevención de lesiones y problemas físicos que se achacan a una constante, incorrecta y dañina postura tanto en reposo como en movimiento.

La terapia de liberación miofascial también se presenta como adecuada en personas con diferentes enfermedades, como puede ser la fibromialgia, el lupus, la esclerodermia o la artritis reumatoide.

Contraindicaciones de la liberación miofascial

Como ocurre con muchas otras terapias, no todo el mundo puede beneficiarse de la liberación miofascial, y existen ciertas contraindicaciones. Siempre se debe contactar con profesionales médicos o fisioterapeutas, que son los más indicados para valorar las patologías de cada paciente pero, en principio, las personas que sufren aneurismas, fracturas, fiebre, tumores, enfermedades infecciosas, flebitis avanzada, o las mujeres que se encuentran en el primer trimestre de embarazo deben abstenerse de seguir esta terapia.